El diputado nacional Juan Fernando Brügge (Democracia Cristiana) presentó un proyecto de resolución para frenar los intentos de desguace del INTA. Advirtió que el organismo no da pérdidas, es un ejemplo de federalismo y de alianza estratégica con el sector privado, las universidades y la sociedad. “Este gobierno no conoce el país ni sus potencialidades”, afirmó. El Instituto acumula décadas de aportes clave a la producción, la innovación y la soberanía alimentaria
El diputado nacional por la Democracia Cristiana, Juan Fernando Brügge, presentó un contundente proyecto de resolución en la Cámara de Diputados con el propósito de defender al Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) frente a los intentos de desguace que impulsa el Gobierno nacional.
Brügge fue categórico: “El INTA no da pérdidas. Se creó por ley, es un organismo netamente federal y al servicio de la producción. Es un ejemplo de la alianza estratégica entre el sector público, el privado y las universidades. Este Gobierno nacional no conoce el país y sus potencialidades”
El legislador subrayó que el Ejecutivo parece desconocer la relevancia y el impacto positivo que el INTA ha tenido durante casi 70 años en el desarrollo agropecuario, agroindustrial y en el fortalecimiento de las economías regionales. “Es una muestra de cómo el conocimiento, la producción y la ciencia trabajan juntos para el bienestar del país. Desmantelarlo sería un grave error”, advirtió.
El proyecto de Brügge insta al Poder Ejecutivo a garantizar la continuidad presupuestaria, la planta de personal y la estructura institucional del INTA, y a preservar el modelo de gobernanza que articula al Estado con las entidades productivas y científicas
Además, promueve el fortalecimiento de los Centros Regionales y exige que se remitan informes semestrales al Congreso sobre la situación del organismo,se informó en un comunicado.
El trasfondo es el anuncio oficial de una reforma en la gobernanza del Consejo Directivo y un posible recorte del 25 % de la planta, que ya generó amplio rechazo en el arco productivo y político. En ese marco, se destacó la firme postura del gobernador de Córdoba, Martín Llaryora, quien expresó: “Al INTA hay que fortalecerlo, no ensuciarlo para vaciarlo. Cerrar el INTA sería cerrar otra puerta al progreso y a la innovación”
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Un organismo con resultados concretos
Brügge remarcó que el INTA es todo menos un organismo deficitario. De hecho, su historial de logros —en buena parte documentados en su reciente folleto de los 100 hitos— demuestra que es una usina de innovación aplicada al servicio del país
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Algunos de sus aportes más destacados incluyen:
La tecnología de siembra directa, adoptada globalmente.
La silobolsa, hoy exportada a más de 50 países
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El desarrollo de la vacuna oleosa contra la fiebre aftosa, fundamental para la sanidad ganadera.
La creación de kits de diagnóstico para enfermedades agrícolas y de tecnologías satelitales aplicadas al agro
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La política Prohuerta, con más de 30 años de historia fortaleciendo la seguridad alimentaria en sectores vulnerables
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Innovaciones como el primer tambo inteligente de Argentina, variedades de arroz, algodón y trigo de alto rendimiento, desarrollo de biolarvicidas contra el dengue, mejoras en la apicultura nacional, mapeo de humedales y de carbono en suelos, y la promoción de sistemas productivos sustentables
Además, Brügge destacó que el INTA cuenta con 944 variedades vegetales inscriptas, que incluyen aromáticas, cereales, forrajeras, forestales, industriales, hortícolas, frutales, legumbres, oleaginosas y ornamentales, resultado de décadas de programas y proyectos de investigación científica aplicada
“El Gobierno nacional parece no entender la trama productiva real de la Argentina. Mientras en las provincias se generan innovaciones y tecnología gracias al INTA, desde la Casa Rosada buscan ajustar a costa de ese mismo entramado”, advirtió Brügge.
Finalmente, el diputado reiteró que su proyecto busca salvaguardar la ciencia pública como política de Estado y preservar un organismo que potencia la competitividad, la innovación y el arraigo de las economías regionales. “No podemos permitir que por ignorancia o prejuicio se destruya un activo estratégico para nuestro presente y nuestro futuro”, concluyó.
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